Además de la terrible crisis humanitaria que se está produciendo en Ucrania, muchos comentaristas han señalado sus consecuencias subyacentes en el mercado de los combustibles fósiles a corto y largo plazo.

Muchos países, como en 1974, están (re)descubriendo su excesiva dependencia del petróleo y del gas, para la energía (incluido el transporte) y los usos industriales. Para las democracias, la cuestión es aún peor cuando tienen que comprar a países autoritarios y/o belicistas.

Para las marcas dispuestas a mostrar su "responsabilidad social", la cuestión es similar cuando compran materias primas derivadas del petróleo.

La única manera de resolver este enigma económico, moral y geopolítico es reducir drásticamente el consumo de gasolina, gas y sus derivados, o "descarbonizar". La descarbonización de las necesidades energéticas de nuestras sociedades para la calefacción y el transporte va a llevar tiempo y voluntad política, ya que requiere inmensas inversiones. Pero también ha llegado el momento de descarbonizar otros aspectos de nuestro estilo de vida y consumo, incluidos los productos para el cuidado de la piel.

El aceite y el gas se utilizan masivamente tanto en las fórmulas como en los envases de los segmentos más industrializados de la industria de la belleza, representando alrededor del 95% del mercado.

• Fórmulas: no es raro que la mayor parte de la fórmula de una crema o un bálsamo labial sean derivados del petróleo.
  No es muy difícil detectarlos: PEG; EDTA; ingredientes que terminan en "-eth" o que contienen "metilo", "etilo", "butilo", "propilo" o "polímero"; parafina; petróleo, vaselina y fragancias.
  Recordatorio rápido: por ley, las listas de ingredientes se enumeran por importancia decreciente, por lo que a menudo los 3 o 4 primeros ingredientes representan entre el 50 y el 75% del producto en sí. Esto hace que sea bastante fácil identificar las fórmulas fuertemente derivadas del petróleo.

• Envases: son aún más fáciles de encontrar, ya que el plástico está en todas partes. Hay alternativas, como el aluminio, que no es tóxico para el medio ambiente y es infinitamente reciclable sin apenas requerir energía adicional.
  Normalmente, se opta por los envases de plástico por sus inmejorables precios, para aumentar los márgenes. El aluminio es, en efecto, un poco más caro, pero Cosmydor cree que descarbonizar y descontaminar merece la pena un margen ligeramente inferior...

Cosmydor intenta mostrar el camino para convertirse en una marca completamente descarbonizada:

• Nuestra fabricación artesanal es neutra en cuanto a emisiones de CO2, incluso negativa si se tiene en cuenta la plantación de cientos de árboles alrededor de nuestro laboratorio en Vierzon (Francia).

• El 99,5% de nuestros envases están libres de plástico y proceden de Europa. Las únicas excepciones son algunas tapas y bombas, de las que intentamos deshacernos desesperadamente.

Descarbonizar nuestro estilo de vida puede ser incluso sinónimo de mayor calidad, mayor eficiencia, menor toxicidad para nuestro cuerpo y para nuestro planeta. Este es sin duda el caso de la industria de la belleza.
Aprovechemos esta trágica llamada de atención para hacer algo bueno.