¡Fast Is Fake!
"Comida rápida", "moda rápida"... Todos sabemos ya que si algo es "rápido", es furioso y perjudicial.
Los "cosméticos rápidos" no son una excepción a la regla.
Mientras tanto, hay algo mejor, diferente y más virtuoso: la artesanía. Debido a las decenas de miles de millones de dólares invertidos en publicidad y marketing en los últimos cincuenta años, los cosméticos prometen ahora todo tipo de fantasías a través de moléculas milagrosas, fantásticos eslóganes de marketing, mujeres (y cada vez más hombres) fotografiadas, el brillo de la vida de las celebridades y, más recientemente, "likes".
Estas enormes inversiones ocultan la simple verdad de que los cosméticos convencionales se basan en productos petroquímicos, que proporcionan aromas y texturas agradables, y una cantidad nominal de ingredientes activos, todo ello envasado en plástico. En otras palabras, ocultan los insignificantes costes de fabricación y el petróleo utilizado en todos los aspectos del proceso -la fórmula y el envase-, que es perjudicial para la piel y el planeta.
Existe una alternativa que utiliza ingredientes activos - aceites vegetales y manteca de karité en particular - como texturas y base de sus fórmulas. Frágiles y vivos, estos ingredientes no pueden ser manipulados en las grandes instalaciones industriales. Se les añaden otros activos vegetales que también han demostrado sus beneficios para nuestra piel desde hace miles de años, en forma de aceites esenciales. Hay que manipularlos con cuidado, pesarlos, calentarlos y mezclarlos a mano, con los mismos movimientos y herramientas que un chef en la cocina de un restaurante con estrellas Michelin.
El resultado es sorprendente
Las texturas son casi tan perfectas como las plagadas de siliconas, los olores (sin fragancia) recuerdan a los paseos otoñales por el bosque, o simplemente a una planta no adulterada (qué alegría es oler la auténtica vainilla orgánica de Madagascar en lugar de la versión sintética, la vainillina). ¿Y qué hay de la eficacia, un tema que interesa a todos los consumidores? Al producir cremas y bálsamos con ingredientes activos que representan entre el 35% y el 99,5% del producto (hasta 25 veces más que los cosméticos convencionales), puede que hayamos encontrado la respuesta.
¿Qué es lo peor que puede pasar?
A veces, la textura de estos cosméticos se separa ligeramente (basta con mezclarlos con el dedo), su aroma cambia un poco con el tiempo y su caducidad se limita a un año (la única forma de limitar los conservantes). La artesanía, tan valorada en la alta costura, la lutería y las artes culinarias, también existe en la cosmética "made in France", con los mismos valores, el mismo cuidado en la elección de las materias primas y el mismo saber hacer humano que se transmite. Para ser global y coherente en su enfoque, Cosmydor ha decidido envasar sus cosméticos ecológicos hechos a mano en vidrio y aluminio, una solución atractiva y no tóxica...