La creación de nuestras cremas requiere tiempo y atención. De la misma manera que Cosmydor trabajó hace 125 años...

Una crema es una emulsión, o más bien una mezcla de dos líquidos inmiscibles (una fase aceitosa y una fase acuosa), a la que se añade un ingrediente que permite que la mezcla emulsione y se estabilice con el tiempo (un tensioactivo, una molécula anfifílica con una cabeza hidrofílica y un cuerpo lipofílico).

A continuación se preparan dos fases: la fase acuosa, en la que se combinan todos los ingredientes hidrófilos (los que tienen afinidad con el agua), como las aguas florales o las gomas; y la fase oleosa, que contiene todos los ingredientes lipofílicos (con afinidad por el aceite), como los aceites vegetales, las mantecas o las ceras. 

Una vez que estas dos fases están listas (después de pesar cada ingrediente), se calientan por separado a una temperatura de entre 60 y 70°C, temperatura a la que se produce la emulsión. Una vez alcanzada esta temperatura, se vierte la fase oleosa en la fase acuosa (o viceversa, según la fórmula).

A continuación, la mezcla se combina con una batidora hasta obtener una emulsión (la mezcla se espesa y las fases se unen). 

Por último, hay que esperar a que la temperatura de la emulsión descienda por debajo de los 40°C para añadir el conservante y los posibles aceites esenciales; estos compuestos altamente volátiles son muy sensibles al calor, que puede alterarlos.

A continuación, la crema está lista para ser envasada para que pueda transmitirle todos sus beneficios.