ACEITES VEGETALES: POR QUÉ HAY QUE SABER CÓMO SE OBTIENEN ESTOS INGREDIENTES VITALES EN LA COSMÉTICA NATURAL DE CALIDAD
La técnica de obtención de los aceites vegetales a partir de las materias primas (aceitunas, cocos, jojobas, almendras, etc.) influirá mucho en la eficacia de los cosméticos para la piel.
Hay dos formas principales de extraerlos:
1/ Extracción química
La extracción química, el método utilizado industrialmente, es en realidad una forma de extracción con disolventes. El principal disolvente utilizado en la industria es el hexano, una mezcla de hidrocarburos líquidos. El hexano se añade a la materia prima vegetal para extraer todo el aceite. Afortunadamente, al final del proceso, se separan de nuevo para recoger sólo el aceite.
Una vez extraídos, estos aceites se refinan y, por tanto, se uniformizan: mismo color, misma fragancia, mismo sabor.
En primer lugar, se eliminan todos los ácidos grasos libres (oxidantes) mediante la neutralización con sosa cáustica. A continuación, se elimina el color con carbón activado o arcilla calcárea. A continuación, se elimina la fragancia inyectando vapor a 180 grados en condiciones de vacío.
Como resultado de estos procesos de refinado (neutralización, decoloración y desodorización), el aceite pierde sus tegumentos, pequeñas fibras, lecitina y vitaminas.
Hay que tener en cuenta que existe un nuevo método de extracción con CO2 supercrítico. Aunque todavía no está muy extendido, hay menos estudios sobre él y poca información disponible, parece que conserva mejor los microelementos de las plantas que el método químico estándar.
2/ Extracción mecánica
Todos los métodos de extracción física (trituración, prensado) implican alguna forma de molienda seguida de separación, sin modificar químicamente las moléculas.
Para esta forma de extracción se utilizan prensas de percusión, hidráulicas o de tornillo.
Cuando los aceites vírgenes resultantes salen de la prensa, son ricos, espesos, coloreados y turbios, con restos de pulpa que pueden eliminarse con papel de filtro.
Son los llamados "aceites prensados en frío" o "aceites vírgenes". Estos aceites maximizan la conservación de los beneficios para la piel (y para el resto del cuerpo cuando se consumen), ya que las moléculas no se rompen con los disolventes, las vitaminas siguen estando presentes y todos los microelementos se conservan.
Así, surge una diferencia fundamental entre los productos cosméticos que utilizan estos aceites como ingredientes:
Los que utilizan aceites extraídos y refinados químicamente tienen menos ingredientes, más débiles y mucho menos eficaces. Sus costes de producción son mucho más bajos y son más fáciles de manipular industrialmente, ya que tienen un color, una textura y una fragancia uniformes.
Los que utilizan aceites vírgenes de calidad maximizan la transmisión de los beneficios de las plantas a sus fórmulas. Cuestan más y son más difíciles de manejar -lo que se compensa con la fabricación artesanal y el saber hacer de la formulación- y ofrecen fórmulas vivas que no siempre son 100% uniformes.
Desgraciadamente, no se puede distinguir entre el aceite extraído/refinado químicamente y el aceite virgen, ya que el nombre (en latín) del ingrediente, que tiene que aparecer en la etiqueta, es el mismo independientemente de cómo se obtenga...
Ya es difícil -aunque vital- pedir a los consumidores que lean y entiendan las fórmulas de sus cosméticos, pero en este caso falta una fuente de información esencial, lo que hace imposible evaluar objetivamente la calidad de una crema, una mascarilla, un suero o un jabón.
Todo lo que podemos hacer es confiar en marcas cuyos valores fundamentales incluyen el respeto por la naturaleza, el deseo de crear productos de excelente calidad sin comprometer los ingredientes y no intentar sistemáticamente minimizar los costes de fabricación.