¿QUÉ ES LA BELLEZA VERDE? ¿Y QUÉ DEBERÍA SER?

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No existe una definición oficial de "belleza verde", ni ninguna certificación independiente al respecto. Lo único en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que se trata de un mercado muy prometedor y de rápido crecimiento, que pronto debería superar los 40.000 millones de dólares, cuando, hace apenas una década, era un minúsculo nicho de mercado.

¿Qué debería significar? Verde implica que los productos son naturales, es decir, que los ingredientes proceden de las plantas (y tal vez de los minerales, como la arcilla), y no contienen ingredientes no naturales, es decir, moléculas sintetizadas químicamente o, peor aún, productos petroquímicos (derivados del petróleo). Debería ser fácil comprobar si algo es realmente ecológico, ¿no?

El problema es que el verde también es un color. Es fácil poner unos toques de verde en el envase y quizá una flor para sugerir que es un ingrediente clave cuando sólo representa el 0,1% o menos de la fórmula. Por desgracia, esto no se puede regular ni evitar.

El primer paso del "lavado verde" es el envasado; el siguiente es un esfuerzo más amplio de marketing y marca que crea una impresión de sostenibilidad general.

Cosmydor nació en 1877 con una fórmula 100% natural (como se documenta en un artículo de La France Médicale del 17 de octubre de 1877), en una época en la que lo "natural", lo "verde", lo "limpio" y lo "orgánico" no estaban de moda en la industria de la belleza. 

En 2020, las marcas de belleza pueden ser realmente ecológicas, simplemente haciendo lo que la palabra verde implica instintivamente:

  • excluyendo las moléculas sintetizadas que no se encuentran en la naturaleza. ¿Por qué? Para evitar que nuestro cuerpo tenga reacciones a corto o largo plazo ante sustancias químicas desconocidas. Nuestro cuerpo no sabe intrínsecamente cómo procesarlos o almacenarlos, por lo que el principio de precaución debería descartar su uso. La belleza verde sólo debería permitir moléculas artificiales que ya existen en la naturaleza. 

  • utilizar la "discriminación positiva" para los ingredientes vegetales: mientras un ingrediente vegetal esté disponible, no debe ser sustituido por ninguna alternativa industrial.

  • Utilizar la "discriminación positiva" para las plantas ecológicas: el objetivo de utilizar plantas es ofrecer un cuidado eficaz de la piel; no deberías encontrar rastros de plantas transgénicas, pesticidas o herbicidas en tu crema o sérum. Las certificaciones ecológicas (para todo el producto, no sólo para uno o dos ingredientes) son un buen comienzo.

Los clientes son cada vez más prudentes y cuidadosos a la hora de elegir productos de belleza, y optan por los que tienen menos sustancias químicas. Ahora hay muchos recursos, como aplicaciones y blogs, para ayudar a los consumidores a tomar decisiones más informadas.

Después de la crisis sanitaria es un momento perfecto para cuestionar los viejos hábitos, aunque te los haya recomendado tu madre o tu mejor amigo, aunque los venda una marca de diseño de lujo, y para mirar las etiquetas con un ojo más crítico.

El verde es un color hermoso cuando es puro.